1.Acabado el
almuerzo, la alemana se levanta en busca de un café. Y entonces descubre, en la
mesa vecina detrás de ella, su propio abrigo colocado sobre el respaldo de una
silla y una bandeja de comida intacta.
2.De entrada, la
muchacha se siente desconcertada y agredida; pero enseguida corrige su
pensamiento y supone que el africano no está acostumbrado al sentido de la
propiedad privada y de la intimidad del europeo, o incluso que quizá no
disponga de dinero suficiente para pagarse la comida, aun siendo esta barata
para el elevado estándar de vida de nuestros ricos países. De modo que la chica
decide sentarse frente al tipo y sonreírle amistosamente. A lo cual, el
africano contesta con otra blanca sonrisa. A continuación, la alemana comienza
a comer de la bandeja intentando aparentar la mayor normalidad y compartiéndola
con exquisita generosidad y cortesía con el chico negro. Y así, él se toma la
ensalada, ella apura la sopa, ambos pinchan paritariamente del mismo plato de
estofado hasta acabarlo y uno da cuenta del yogur y la otra de la pieza de
fruta. Todo ello trufado de múltiples sonrisas educadas, tímidas por parte del
muchacho, suavemente alentadoras y comprensivas por parte de ella.
3.Dedico esta historia
deliciosa, que además es auténtica, a todos los españoles que, en el fondo,
recelan de los inmigrantes y les consideran individuos inferiores. A todas esas
personas que, aun bienintencionadas, les observan con condescendencia y
paternalismo. Será mejor que nos
libremos de los prejuicios o corremos el riesgo de hacer el mismo ridículo que
la pobre alemana, que creía ser el colmo de la civilización mientras el
africano, él sí inmensamente educado, la
dejaba comer de su bandeja y tal vez pensaba: «Pero qué chiflados están los europeos.
4.Estamos en un
comedor estudiantil de una universidad alemana. Una alumna rubia e
inequívocamente germana adquiere su bandeja con el menú en el mostrador del
autoservicio y luego se sienta a una mesa. Entonces advierte que ha olvidado
los cubiertos y vuelve a levantarse a cogerlos. Al regresar, descubre con
estupor que un chico negro, probablemente subsahariano por su aspecto, se ha
sentado en su lugar y está comiendo de su bandeja.”
Rosa Montero El País, 17 de mayo 2005
* Cuál es el tema
del texto?
* ¿Si tuvieras que reescribir el texto cómo lo
harías? Hay algo en el texto algo que te llame la atención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario